miércoles, 23 de febrero de 2011

Secuestro

El miedo presionó sus entrañas cual martillo de plomo segundos antes de que la bilis decidiera remontar en sentido opuesto para quemarle el esófago como ácido sulfúrico precipitado por error. El sudor frio que le emanaba de la frente parecía poseer  también esa misma cualidad destructiva, hiriéndole la piel tras su paso dejando largas cicatrices secas  sobre una dermis tensa e inquieta.   Hizo el intentó de tragar saliva pero en eso se quedó, en intento, pues no tenía substancia acuosa que deglutir. Sus irregulares y forzosos jadeos le dilataban los orificios nasales pretendiendo estabilizar una respiración dolorosa y casi inexistente.   Los ojos se agitaban inquietos en sus corneas escrutando en búsqueda de una luz más reveladora que la estresante bombilla roja ahorcada por una soga de cable pelado que colgaba por su crimen en el techo.  A cada leve ruido un espasmo le recorría el cuerpo, de la cabeza a los muñones que tenia por piernas, podía notar como se le apretaban las ligaduras en las muñecas.   
“Putos cabrones de mierda hijoputas subnormales.”
“ Hay que ser realmente imbécil para intentar sacar dinero de un vagabundo minusválido.” “Hay que joderse.”
Entonces deseó morirse; un hombre había entrado en la raquítica habitación bajándose los pantalones y dejando a lucir un poderoso pene en erección.

** E aquí la primera. Quizás un poco chungo para empezar ..  

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